Las lógicas de programación pueden ser un fuerte motor para
fomentar la creatividad y escapar al uso instrumental de herramientas digitales.
En esta nota les contamos algunas de las principales ventajas de incluir
contenidos de programación en clase.
Uno de los principales debates en torno a las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) se centra en si somos solo usuarios de
herramientas creadas por las empresas o desarrolladores en general, o si
también tenemos la posibilidad de crear nuestros propios sistemas y
aplicaciones. En esta discusión, la enseñanza de la programación se convierte
en un eje fundamental. Ahora bien, ¿qué entendemos por programación y de qué
modo podríamos integrarla a la currícula escolar?
Nos interesa rescatar la analogía que realiza Juan Carlos Tedesco
en una entrevista publicada en el marco del programa Conectar Igualdad. El
especialista y ex Ministro de Educación, afirma que así como aprendemos con
libros y no dejamos de enseñar el manejo de la lengua. Esto mismo, subraya, debería
suceder con las TIC. Por eso, materias como Informática, TIC o Programación
continúan estando en el centro de la escena al momento de debatir los
contenidos curriculares y disciplinares de la educación, más allá del uso
transversal de los dispositivos y aplicaciones.
Veamos un cómo Adrián Paenza se refiere a la cuestión de la
programación:
Como podemos ver en el video, no se trata solo de conocer los
diferentes lenguajes de programación, por ejemplo, HTML, JAVA, Basic, C++,
Phyton o cualquier otro, sino de entender las lógicas que operan por detrás de
esos lenguajes. En este sentido, existen también muchas diferencias en torno a
qué deberíamos enseñar en Programación. En España, a partir de este año se
introducirá esta materia a partir del estudio de lenguajes específicos, de
manera muy similar a la que estudiábamos los paquetes de ofimática en las
clases de Informática.
Pero este modo de entender los contenidos del área vuelve a
traernos la cuestión de determinar si lo que debemos hacer es enseñar lenguajes
particulares, con alta posibilidad de renovación y obsolescencia, o lógicas
para entender cómo pensar la programación. Este debate es el que se materializa
en iniciativas como Program.AR, implementadas por el Estado Nacional. O también
en otras iniciativas como CodeCademy
del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Aprender programación es, en cierto modo, aprender a construir
nuestras propias herramientas para desenvolvernos en el mundo. Escapar a las
lógicas de mercado de software y soltar nuestra creatividad hacia nuevas formas
de interactuar con nuestro entorno a través de las TIC.
Si bien queda aun mucho camino por recorrer veamos algunas de las
ventajas de enseñar programación a los niños, según la lupa de Laura Marés,
secretaria ejecutiva de la Red Latinoamericana de Portales Educativos:
La primera idea que surge, según la especialista, al hablar de “aprender un
lenguaje de programación” son los estudios y proyecciones económicas que
muestran una creciente demanda insatisfecha de profesionales con conocimientos
de programación. Y es que resulta casi imposible pensar en algún espacio de
trabajo que no involucre de una u otra manera el uso de TIC. La tecnología
como oficio.
Pero también resulta fundamental desarrollar generaciones de
individuos competentes digitalmente, capaces de pensar en las tecnologías,
crearlas, evaluarlas y adaptarlas a sus necesidades, en lugar de ser meros
consumidores y espectadores de desarrollos de alguien más, ignorantes de los
procesos y mecanismos involucrados. La tecnología como arma de
empoderamiento.
Por último, la especialista afirma que distintos autores destacan
las habilidades y aptitudes que se potencian con el aprendizaje de la
programación, como el razonamiento lógico, la resolución de problemas, la
creatividad, el trabajo en equipo, la atención sostenida, la perseverancia al
trabajar con el método de prueba y error y menos estereotipos de género en
relación a las ciencias duras. La tecnología como herramienta para la
vida.
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