lunes, 15 de septiembre de 2014

PROGRAMAR PARA CREAR

Las lógicas de programación pueden ser un fuerte motor para fomentar la creatividad y escapar al uso instrumental de herramientas digitales. En esta nota les contamos algunas de las principales ventajas de incluir contenidos de programación en clase.
Uno de los principales debates en torno a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se centra en si somos solo usuarios de herramientas creadas por las empresas o desarrolladores en general, o si también tenemos la posibilidad de crear nuestros propios sistemas y aplicaciones. En esta discusión, la enseñanza de la programación se convierte en un eje fundamental. Ahora bien, ¿qué entendemos por programación y de qué modo podríamos integrarla a la currícula escolar?

Nos interesa rescatar la analogía que realiza Juan Carlos Tedesco en una entrevista publicada en el marco del programa Conectar Igualdad. El especialista y ex Ministro de Educación, afirma que así como aprendemos con libros y no dejamos de enseñar el manejo de la lengua. Esto mismo, subraya, debería suceder con las TIC. Por eso, materias como Informática, TIC o Programación continúan estando en el centro de la escena al momento de debatir los contenidos curriculares y disciplinares de la educación, más allá del uso transversal de los dispositivos y aplicaciones.

Veamos un cómo Adrián Paenza se refiere a la cuestión de la programación:


Como podemos ver en el video, no se trata solo de conocer los diferentes lenguajes de programación, por ejemplo, HTML, JAVA, Basic, C++, Phyton o cualquier otro, sino de entender las lógicas que operan por detrás de esos lenguajes. En este sentido, existen también muchas diferencias en torno a qué deberíamos enseñar en Programación. En España, a partir de este año se introducirá esta materia a partir del estudio de lenguajes específicos, de manera muy similar a la que estudiábamos los paquetes de ofimática en las clases de Informática.

Pero este modo de entender los contenidos del área vuelve a traernos la cuestión de determinar si lo que debemos hacer es enseñar lenguajes particulares, con alta posibilidad de renovación y obsolescencia, o lógicas para entender cómo pensar la programación. Este debate es el que se materializa en iniciativas como Program.AR, implementadas por el Estado Nacional. O también en otras iniciativas como CodeCademy del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Aprender programación es, en cierto modo, aprender a construir nuestras propias herramientas para desenvolvernos en el mundo. Escapar a las lógicas de mercado de software y soltar nuestra creatividad hacia nuevas formas de interactuar con nuestro entorno a través de las TIC.

Si bien queda aun mucho camino por recorrer veamos algunas de las ventajas de enseñar programación a los niños, según la lupa de Laura Marés, secretaria ejecutiva de la Red Latinoamericana de Portales Educativos:

La primera idea que surge, según la especialista, al hablar de “aprender un lenguaje de programación” son los estudios y proyecciones económicas que muestran una creciente demanda insatisfecha de profesionales con conocimientos de programación. Y es que resulta casi imposible pensar en algún espacio de trabajo que no involucre de una u otra manera el uso de TIC. La tecnología como oficio.

Pero también resulta fundamental desarrollar generaciones de individuos competentes digitalmente, capaces de pensar en las tecnologías, crearlas, evaluarlas y adaptarlas a sus necesidades, en lugar de ser meros consumidores y espectadores de desarrollos de alguien más, ignorantes de los procesos y mecanismos involucrados. La tecnología como arma de empoderamiento.

Por último, la especialista afirma que distintos autores destacan las habilidades y aptitudes que se potencian con el aprendizaje de la programación, como el razonamiento lógico, la resolución de problemas, la creatividad, el trabajo en equipo, la atención sostenida, la perseverancia al trabajar con el método de prueba y error y menos estereotipos de género en relación a las ciencias duras. La tecnología como herramienta para la vida.


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