domingo, 13 de abril de 2014

NUEVOS ESPACIOS DE COLABORACIÓN

Las TIC nos permiten crear espacios virtuales con múltiples propósitos, dando lugar a un gran potencial para promover la colaboración entre nuestros alumnos y mejorar la comunicación en todo momento. El aula se expande y derriba los muros físicos para pasar a ser cada vez más ubicua. Pero para que se expanda debemos tener en cuenta los consumos culturales de nuestros alumnos y conocer las condiciones para optar por la opción más adecuada.


En el artículo anterior mencionábamos que las TIC no solo nos invitan a repensar nuestras prácticas como docentes, sino también la institución y el espacio escolar. Cuando hablamos de los usos y los consumos culturales de los niños y adolescentes, los dispositivos informáticos y las tecnologías digitales en general aparecen en el centro de la escena, están inmersos en su cotidianidad. No obstante, no sucede lo mismo cuando intentamos recuperar parte de esos consumos en la escuela, dado que los usos que se proponen terminan siendo muchas veces forzados para entrar dentro del marco pedagógico-didáctico o, en términos generales, “escolar”.


Una buena manera de iniciar el año, incluso antes de pensar si usar o no tecnologías en el aula, es indagar acerca de los consumos de nuestros alumnos. Podemos preguntarles si tienen internet en sus casas o si acceden desde un ciber, si usan correo electrónico, redes sociales, cuáles, si tienen algún grupo virtual con sus compañeros para revisar sus tareas, qué usos hacen de internet cuando tienen que resolver un trabajo práctico o consigna, etcétera. De esta manera, podemos pensar en cuáles son los mejores modos de expandir el aula y llevarla también a la virtualidad, aprovechando las características de internet y los desarrollos de características sociales como Facebook, Twitter, o ambientes más cerrados como Edmodo, AcademicID, wikis o aulas virtuales.

También es bueno saber con qué tipos de dispositivo acceden, si lo hacen, a internet. Celulares, tabletas, portátiles o PC de escritorio no ofrecen las mismas prestaciones frente a las diferentes propuestas de trabajo, por eso cuando pensamos en una aplicación que requiera de celulares, debemos tener en cuenta las limitaciones de la tecnología disponible.

Utilizar la virtualidad y las características portables de algunos dispositivos, sobre todo las netbooks, tabletas y celulares, permite pensar en lo que se denomina aprendizaje ubicuo. Sin embargo, una de las principales problemáticas que se presentan, sobre todo al hablar de dispositivos móviles en la educación, es justamente la prohibición de los mismos dentro del aula. En este sentido, especialistas como María Teresa Lugo, Coordinadora de Educación y TIC del IIPE-UNESCO, señalan que “es necesario revisar los marcos regulatorios que prohíben el uso de celulares en las aulas. Esa discusión puede derivar en establecer nuevos marcos de convivencia en los establecimientos. Es una gran oportunidad”.

Una vez que tengamos una aproximación a nuestros alumnos y a sus consumos culturales, podemos proponer actividades que promuevan diferentes usos que potencien la colaboración entre los compañeros del curso y los docentes. Puede ser desde el uso de herramientas compartidas para la realización de un trabajo práctico, como una propuesta de planificación anual de la cursada de nuestra materia, y también de las de los demás docentes del curso, en caso que quieran sumarse.

Cecilia Sagol, responsable de Contenidos de Educ.ar, afirma que el aula ampliada inaugura un nuevo espacio comunicativo y de circulación de saberes, “tiene que ver con las formas de consumo de las que los jóvenes están a la vanguardia en sus momentos de ocio: descarga de archivos a demanda; lectura en pantalla, producción y consumo de multimedia, colaboración, redes”.



¿Qué puede aportar en su espacio digital, para qué puede usar su aula aumentada más allá de tener los materiales de la clase? Por ejemplo:

  • Poner guías de trabajos y de lectura de bibliografía.
  • Publicar enlaces y textos con más material de lectura sobre el tema.
  • Publicar videos.
  • Grabar videos propios con explicaciones.
  • Compartir material sobre temas vinculados indirectamente a temas curriculares de las clases presenciales, o de interés general y no obligatorios.
  • Consignas para los trabajos prácticos para que estén siempre disponibles.
  • Fotografías de los chicos trabajando en el aula.
  • Autoevaluaciones o evaluaciones que se corrijan entre el grupo.
  • Mensajes.
  • Consignas para debatir.
  • Contestar preguntas en todo momento en forma unidireccional o alentar las respuestas colaborativas.
  • Alentar publicaciones por parte de los alumnos sobre materiales interesantes ligados o no a lo curricular. 

Al momento de pensar en ampliar el aula en el espacio virtual debemos tener en cuenta cuál es el rol que va a jugar esa virtualidad en el contexto escolar. Puede tener múltiples formatos y funciones, y en algunos casos muy poca complejidad técnica. Podemos crear un blog, una carpeta compartida en la red de la escuela, un aula virtual, una carpeta en Dropbox, un grupo en una red social.

En estos espacios podemos, entonces, trabajar sobre diferentes aristas de la colaboración: la comunicación, los contenidos, la interacción, el trabajo en equipo. Según qué aspecto queramos que predomine, deberemos elegir la herramienta. Dentro de lo posible, pensando en que esta resulte en un uso sencillo y práctico tanto por parte de los alumnos y de los docentes.

Weblografía:

Redes sociales educativas

Entornos Virtuales de Aprendizaje

Reservorios de contenidos

Comunicación

No hay comentarios:

Publicar un comentario